
En general, todas las bandas en las que toqué (Worms, Brucelosis, El Capitán Kyriakos y sus Calamares Danzantes, Muerte x Asfixia y otros proyectos de cuyo nombre no quiero acordarme) sonaron realmente muy bien. El mérito no es mío de ninguna manera. La única virtud demostrada como músico hasta el momento es haberme sabido vincular con gente mucho más talentosa que yo.
Como músico, soy mediocre. Toco la guitarra y el bajo razonablemente. Algunas veces, aporreo un teclado y, en una época oscura, hasta me atreví a ocupar el banquito del baterista. Canto ¿Canto? En fin, alguna gente muy generosa lo llama cantar. No soy compositor, escribo canciones, de vez en cuando (los seguidores de Iván Noble sabrán entenderme). Sólo puedo decir dos cosas en mi defensa: que demostré con el tiempo ser un muy buen productor y que este gabinete de ministros llamado “Disculpen la Molestia” es francamente excepcional.
Podría hablar de mi crianza musical y de mis influencias -o de mi alocada teoría sobre cómo saber dónde aprendió un tipo a tocar la guitarra por la forma de agarrarla- pero mejor dejar algo de material para más adelante.
Por ahora, sigan leyendo, sigan escuchando y disculpen la molestia.