Diego: El Presidente


Mi nombre es Diego y soy el presidente de esta banda. Ni el líder, ni el fundador, ni el caradura que habla idioteces durante los shows, sino el presidente. La designación no es caprichosa ni un acto de egolatría; tiene una razón de ser perfectamente lógica. Porque el presidente -tanto de una compañía como de una nación- no es, ni puede ser, un experto en todas las área. Es, en todo caso, un genio -o un “mediocre calificado”, como en mi caso- en alguna especialidad. Pero el secreto de su buena gestión no está en su propio talento, sino en saberse rodear de la gente adecuada. El buen presidente es bueno no tanto por su propia capacidad como por su gabinete de ministros (o equipo de gerentes, en el caso de una empresa).

En general, todas las bandas en las que toqué (Worms, Brucelosis, El Capitán Kyriakos y sus Calamares Danzantes, Muerte x Asfixia y otros proyectos de cuyo nombre no quiero acordarme) sonaron realmente muy bien. El mérito no es mío de ninguna manera. La única virtud demostrada como músico hasta el momento es haberme sabido vincular con gente mucho más talentosa que yo.

Como músico, soy mediocre. Toco la guitarra y el bajo razonablemente. Algunas veces, aporreo un teclado y, en una época oscura, hasta me atreví a ocupar el banquito del baterista. Canto ¿Canto? En fin, alguna gente muy generosa lo llama cantar. No soy compositor, escribo canciones, de vez en cuando (los seguidores de Iván Noble sabrán entenderme). Sólo puedo decir dos cosas en mi defensa: que demostré con el tiempo ser un muy buen productor y que este gabinete de ministros llamado “Disculpen la Molestia” es francamente excepcional.

Podría hablar de mi crianza musical y de mis influencias -o de mi alocada teoría sobre cómo saber dónde aprendió un tipo a tocar la guitarra por la forma de agarrarla- pero mejor dejar algo de material para más adelante.

Por ahora, sigan leyendo, sigan escuchando y disculpen la molestia.